En España, el Impuesto sobre el Patrimonio es un tributo directo que grava el valor neto del conjunto de bienes y derechos de una persona física.
Este impuesto se aplica tanto a residentes como a no residentes con bienes situados en España, de acuerdo con las obligaciones y exenciones previstas en la normativa vigente.
Sujeto Pasivo:
Residentes fiscales: tributan por el valor de su patrimonio mundial.
No residentes: tributan únicamente por los bienes y derechos situados en territorio español.
Bienes sujetos al impuesto:
Bienes inmuebles.
Cuentas bancarias e inversiones financieras.
Bienes de lujo como vehículos, embarcaciones o joyas.
Participaciones y acciones en empresas.
Exenciones y reducciones: Algunos bienes pueden estar exentos o contar con reducciones, como por ejemplo:
La vivienda habitual hasta un determinado valor.
Bienes afectos a actividades económicas que cumplan ciertos requisitos.
Plazo de presentación: La declaración del Impuesto sobre el Patrimonio se presenta, generalmente, junto con la declaración del IRPF, entre abril y junio del año siguiente al ejercicio fiscal.
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